Dibuja un pollo

Hace ya tiempo que unos maestros amigos de la familia contaron una anécdota que me pareció inaudita:
El tema del día en clase era dibujar un pollo. Entonces todos sus pequeños alumnos se pusieron manos a la obra,

y uno en concreto garabateó una bandeja del Mercadona de esas amarillas con un pollo pelado preparado para cocinar al gusto, de los que van precintados en plástico.
Me dejaron impresionada.
Dónde estamos llegando?

(por si no había quedado claro)

Qué peligrosa barrera hemos traspasado para que las futuras generaciones no sean capaces de dibujar un pollo con su cresta, su pico y sus plumitas amarillentas?

Pensé por favor, que esto no me ocurra nunca. Y, no me creí capaz de llegar a degenerar hasta el punto de sustituir lo artificial por lo natural en mi cabeza.
Pero, Craso error señores.
Si pregunto: qué hay en el cielo por la noche? Todos contestan: “La Luna”, yo también lo habría hecho, aunque no es del todo cierto y he sido tan estúpidamente urbanita como para no darme cuenta hasta que he mirado al cielo.
He abierto la puerta (ya de noche), y sin siquiera mirar hacia arriba uau! He visto como miles de estrellas se me venían encima.
Todas tan bonitas, tan brillantes y TANTAS Déu meu! Si es que no era capaz de recordar que existieran tantísimas.
No estoy exagerando, era un evidentemente bonito espectáculo que yo había sido incapaz de recordar. Y, encima me sentía culpable en mis adentros, porque al chaval del pollo refrigerado nadie le había dicho que existían otro tipo de pollos, en cambio, yo miserable había olvidado cómo es realmente el firmamento cuando se esconde Lorenzo.

Eso sí, aunque no he conseguido memorizar el sitio exacto de las constelaciones, las he admirado lo suficiente para recordarlas y así que no se repita la situación.

Evidentemente no estaba en Valencia.


Espero que no nos lleguemos a convertir en algo tan despreciable que no sea capaz de recordar el verdadero brillo de las estrellas.

Listening to: The Fratellis - Whistle For The Choir